En Internet vemos todos los días bañera y publicidad invasora, sin embargo, en ciudades como Nueva York o Los Ángeles con la publicidad exterior tradicional se crean nuevas formas para experimentar.
John Vela y su empresa Captacar cree haber encontrado la fórmula del éxito publicitario. Su producto consiste en cuatro Lamborghinis que recorren diariamente las calles de Nueva York con unas pantallas sobre su techo. Las marcas pagan porque sus anuncios se visualicen en esas pantallas con un modelo de precios basado en tiempo, es decir, pagan por días, semanas o incluso por horas.
“Lo que creamos con Captacar fue una experiencia para el cliente. Nosotros en vez de impresiones, creamos atención. El coche pasa y la gente se queda mirándolo, no por un segundo, si no hasta que el coche pasa. Cada coche puede tener un millón de impresiones al día en Nueva York, que es una barbaridad. No hay pantalla ni billboard que pueda hacerlo. Captacar cuenta además con cámaras dentro del coche para mirar las impresiones de las personas y manejamos esa data para ofrecer un mejor producto a los clientes.”, afirma John al diario PNR.
Para él la diferenciación de su tipo de publicidad exterior está en la experiencia que ofrece a los usuarios: “siempre me he fijado en los taxis en NYC o incluso los billboard en Times Square, que en el fondo nadie aprecia. Todos los millones de dólares que las compañías gastan en esas pantalla, y que en el fondo nadie mira, nadie presta atención. Puede tener la impresión de que la gente mira medio segundo, una fracción de segundo, pero no se impresiona, no le hace feliz, no le saca una sonrisa, no lo recuerda”.